Un trágico accidente se produjo en el Gran Premio de Velocidad de Motociclismo Ciudad de La Bañeza el pasado sábado, 10 de agosto de 2024, resultando en la muerte de un piloto de motos de origen gallego. El lamentable suceso tuvo lugar durante la ronda de entrenamientos de la categoría de 125 centímetros cúbicos.
El accidente ocurrió cuando el piloto, en su última vuelta, perdió el control en una curva del circuito urbano. Esto causó que se estrellara contra una valla de seguridad, siendo posteriormente despedido con fuerza hasta golpearse contra un muro.
Este suceso ensombreció el evento de la LXIII edición del Gran Premio de Velocidad, cuya celebración estaba prevista para el domingo, 11 de agosto. Ante tal tragedia, la organización del evento consideró la posibilidad de cancelar la carrera. Sin embargo, tras una reunión, decidieron proseguir con la prueba tal como estaba previsto.
A pesar de decidir continuar con el evento, la organización subrayó que ningún participante estaba obligado a correr si no se sentían cómodos o seguros para hacerlo tras el accidente. El Gran Premio de Velocidad de Motociclismo Ciudad de La Bañeza es un evento que atrae a cerca de 80.000 personas, procedentes de diferentes partes de España, quienes comparten un amor por las motos.
El piloto fallecido, J.A.P, de 47 años, era de la escudería MMG Racing, con sede en Culleredo. El accidente ocurrió durante la segunda ronda de la carrera, cuando J.A.P se salió de una curva y fue despedido de su moto. A pesar de los intentos de reanimación en el lugar del accidente, el corredor no sobrevivió al impacto.
J.A.P era sobrino de un conocido constructor de O Grove y era uno de los dos pilotos de la escudería coruñesa inscritos en la prueba. Participaba con la moto número 36. Este trágico suceso ha dejado un manto de tristeza y luto en la competencia y en toda la comunidad del motociclismo.
Este accidente pone de manifiesto los riesgos asociados con las carreras de motos, especialmente en circuitos urbanos. A pesar de las medidas de seguridad implementadas en estos eventos, los riesgos siempre están presentes. La pérdida de J.A.P es un triste recordatorio de que, a pesar de la emoción y la adrenalina de las carreras de motos, la seguridad de los participantes debe ser siempre una prioridad.