El reconocido supremacista blanco y fundador del Batallón Azov, Andréi Biletski, ha informado este jueves de que el regimiento paramilitar que comanda se ha convertido oficialmente en una brigada separada de las Fuerzas Armadas de Ucrania.
«El Batallón Azov es ahora una Tercera Brigada de asalto separada de las fuerzas de tierra de las Fuerzas Armadas de Ucrania. Nuestro camino comienza desde la dirección más difícil: en Bajmut», ha contado Biletski en su cuenta de Telegram.
«La batalla decisiva en esta guerra aún está por llegar», ha dicho Biletski, quien ha asegurado que el mando militar les ha impuesto «nuevas responsabilidades» y que a los «guerreros rusos» y el resto de combatientes a las órdenes de Moscú tendrán que «inventar fábulas y leyendas» sobre la guerra.
«Les estamos preparando muchas sorpresas. Definitivamente, el invierno para ellos será caluroso», ha escrito Biletski, quien ha prometido que «la evolución» del batallón dentro de las Fuerzas Armadas de Ucrania «continuará».
«De ahora en adelante, somos la tercera brigada de asalto separada de las Fuerzas Terrestres de las Fuerzas Armadas de Ucrania. Nuestras pancartas simbolizan la durabilidad de las tradiciones del Estado ucraniano: desde la época principesca, pasando por el período cosaco, las primeras luchas de liberación hasta hoy», reza el mensaje escrito por ellos en su último vídeo publicado en su canal de YouTube.
La presencia de este batallón y la categoría de regimiento de reservistas otorgada por el Gobierno han resultado polémicas debido a los orígenes de muchos de sus líderes, reconocidos supremacistas blancos como Andréi Biletski, lo que ha servido a la supuesta cruzada de Moscú para ‘desnazificar’ Ucrania.
El batallón nace como movimiento de resistencia en 2014 contra las fuerzas prorrusas de la región de Donbás. Reconocido como organización terrorista por el Tribunal Supremo de Rusia, este escuadrón paramilitar participó activamente en la batalla de Mariúpol, si bien acabó cayendo a pesar de los intentos por resistir en las instalaciones de la planta siderúrgica de Azovstal. (Europa Press)