Chile, Casa de Eduardo es el único lugar de comidas chileno en Tokyo. La cocina de Chile está que se encuentra en El país nipón con la Casa de Eduardo, situado en Shin-Nakano, Tokyo.
Casa Eduardo lugar de comidas chileno Tokyo
El lugar de comidas chileno Casa de Eduardo en Nakano, Tokyo, es popular por mucho que exquisitas comidas sudamericanas. El chef y dueño Eduardo «Edo» Ferrada, que en algún momento fue traductor, en este momento participa en la prestación de asistencia en casos de desastre y asimismo en la organización de campeonatos de fútbol salón.
Casa de Eduardo es popular por su asado y empanadas. “En el momento en que era niño, se encontraba al cargo de prender y sostener el fuego”, enseña el dueño y chef Eduardo “Edo” Ferrada mientras que prende habilidosamente el fuego con carbón. En la parrilla sirve carne uruguaya cubierta de yerbas aromatizadas y orégano.
La otra especialidad del lugar de comidas son sus empanadas, pasteles de carne rellenos con una pluralidad de elementos que tienen dentro carne, aceitunas y huevos duros. Un mordisco en la masa exterior crocante libera los sabores jugosos de los rellenos.
El lugar de comidas, entre los pocos en El país nipón que da comida casera chilena, tiene una clientela muy diferente. “Este rincón se semeja mucho más a mi hogar que a un lugar de comidas”, enseña Eduardo. “Todos y cada uno de los clientes del servicio llegan sintiendo que vienen a conocer la vivienda de un amigo”.
El año próximo se cumplirán 40 años desde el momento en que Eduardo llegó por vez primera a El país nipón.
Aventura
“Vine a El país nipón una vez que vi un aviso en el diario sobre ocasiones de empleo aquí”, enseña Eduardo. “Tenía solo veintisiete años y se encontraba listo para una aventura. Parecía una ocasión atrayente, conque respondí al aviso y efectué la prueba requerida. Si bien la rivalidad fue dura, pasé y tres semanas después empecé mi novedosa vida en El país nipón”.
Eduardo se empleó haciendo trabajos de traducción en la industria de las telecomunicaciones. Empezó empleando su español y también inglés originarios, un idioma que conocía bien, pero no tuvo tanto éxito como aguardaba.
“La traducción es bastante bien difícil y cometía varios fallos”, recordó Eduardo. “Ya que mis trabajos de traducción procedían de una enorme empresa, cualquier pequeño fallo era castigado con una multa bastante alta. Tras tres meses, la compañía me mencionó que por el momento no me podían usar y que debía regresar a Chile”.
Si retornaba a casa, su novia lo estaría aguardando y él podría regresar a su viejo trabajo. Pero se quedó en El país nipón. Creyó que sería una ocasión desperdiciada si se iba tan rápido tras haber vencido las posibilidades de tener la posibilidad de venir aquí. Además de esto, su orgullo no le dejaría regresar a su país de origen después de ser despedido.
Conque se quedó. Primero llegó a final de mes haciendo un trabajo como modelo y después por último halló un trabajo en la Agencia de Cooperación En todo el mundo de El país nipón. Se mudó a la localidad de Komagane, Prefectura de Nagano, donde empezó a educar español a integrantes de conjuntos de voluntarios programados para ser mandados al extranjero.