El cuarto partido de las finales de la NBA, disputado en Dallas, nos dejó una gran lección. Según Jason Kidd, «Un equipo salió a jugar y el otro estaba listo para celebrar». Esta frase, aunque simplista, resume perfectamente el juego. Los Mavericks salieron a la cancha sabiendo que no había margen para el error, mientras que los Celtics parecían confiados en que, si no ganaban en Dallas, lo harían el lunes en el TD Garden.
No obstante, el partido fue más que una simple batalla de mentalidades. Jason Kidd hizo ajustes significativos a su equipo, cambiando detalles que resultaron en un partido perfecto para Dallas. Los cambios de rotación, la modificación en los ataques de Luka Doncic a la pintura y la aparición de jugadores secundarios, como Dante Exum y Maxi Kleber, contribuyeron al éxito del equipo.
Uno de los cambios más notables fue la presencia defensiva de Dereck Lively, que arruinó el sistema ofensivo de Boston. La defensa individual de los Mavericks mejoró notablemente, especialmente la de Doncic, que logró contener a Jayson Tatum, uno de los mayores problemas de Dallas en esta serie.
Además de los ajustes defensivos, los Mavericks también hicieron cambios en su estrategia ofensiva. El partido fue el más rápido de todas las finales, con un ritmo de 96 posesiones en comparación con las 93.3 que promediaron las finales en los tres primeros partidos. Doncic, en solo 32 minutos, fue capaz de anotar 29 puntos y sacar 5 asistencias atacando la pintura.
Por otro lado, los Celtics tuvieron su peor rendimiento de la temporada. Según las estadísticas, de los 100 partidos jugados este año, este fue el 97 peor en defensa y el más malo de todos en ataque, anotando apenas 0.875 puntos por posesión. Este bajón en su rendimiento no podría haber llegado en peor momento, en medio de las finales de la NBA.
Pero no todo está perdido para los Celtics. A lo largo de la temporada, han demostrado su capacidad para reponerse tras una derrota. De hecho, han sufrido cinco derrotas esta temporada por más de 10 puntos, y en cada una de ellas han respondido con un triunfo. Ahora enfrentan el desafío de responder a los ajustes de Jason Kidd y salir con mayor intensidad para ganar el anillo.
En resumen, el cuarto partido de las finales de la NBA fue una demostración de la importancia de la estrategia y los ajustes tácticos en el baloncesto. Los Mavericks, bajo la guía de Jason Kidd, lograron cambiar su enfoque y mejorar su juego para ganar un partido crucial. Por otro lado, los Celtics sufrieron un revés significativo, pero tienen la oportunidad de aprender de esta derrota y volver más fuertes en el próximo partido.
La intensidad y el deseo de ganar, junto con la estrategia adecuada, pueden tener un gran impacto en el resultado de un partido de baloncesto. Como siempre, la NBA nos ofrece lecciones valiosas no solo sobre el deporte, sino también sobre la importancia de la resiliencia, la adaptabilidad y la lucha constante por la victoria.