En medio de un creciente número de casos de influenza en nuestro país, es crucial entender los detalles de esta enfermedad. Recientemente, se informó de la trágica muerte de dos personas en la región de Ñuble debido a la influenza tipo A. Este artículo ofrece respuestas a preguntas frecuentes sobre la enfermedad, sus síntomas y cómo prevenirla.
La influenza es una infección respiratoria que se propaga a través de las gotitas de saliva expulsadas al toser, estornudar o hablar, así como por el contacto con superficies contaminadas con el virus. Según el Observatorio de Medicina de la Universidad de Chile, la enfermedad puede presentar síntomas que varían de leves a graves. Los principales grupos en riesgo incluyen niños menores de cinco años, adultos mayores de 65 años y mujeres embarazadas.
Los síntomas de la influenza aparecen de repente. Incluyen fiebre que supera los 38 grados y puede durar de 2 a 3 días o hasta una semana en algunos casos, cansancio o debilidad y congestión nasal. Otros síntomas comunes son dolor de cabeza generalizado o en la frente, dolor al tragar, dolor muscular y en las articulaciones. La tos, la sensibilidad a la luz, las náuseas, los vómitos y la diarrea también pueden presentarse. Es importante destacar que los problemas estomacales y la otitis son más frecuentes en los niños. Además, en menores de 3 meses puede desarrollarse apnea y otras complicaciones respiratorias.
Dependiendo de cómo afecten a la población, los virus de la influenza se dividen en cuatro categorías: A, B, C y D. La influenza tipo A es la más común en humanos y es la causante de epidemias localizadas o pandemias. La influenza tipo B es la segunda más común y solo se diferencia de la primera por presentar síntomas más leves pero más duraderos. El tipo C causa la menor afectación de las tres, sin llegar a provocar epidemias. Finalmente, el tipo D se detecta exclusivamente en el ganado, con la posibilidad de transmitirse a otros animales, pero no se considera que afecte a los humanos.
Para prevenir la infección por influenza tipo A, se recomiendan medidas de higiene como el lavado frecuente de manos con agua y jabón, cubrirse la boca al toser o estornudar y utilizar mascarilla si se presentan síntomas de resfriado. Sin embargo, la principal forma de prevenir esta enfermedad es a través de la aplicación de una vacuna anual. Cada año, durante la temporada de otoño-invierno, se inicia la campaña de inoculación gratuita en nuestro país.
Los principales grupos que reciben la vacuna son los niños de 6 meses a quinto grado, las embarazadas, los familiares de lactantes prematuros de menos de 37 semanas de gestación y de lactantes inmunosuprimidos menores de 6 meses de edad, las personas mayores de 60 años, el personal de salud, los trabajadores y trabajadoras de la educación preescolar y escolar (hasta octavo básico), los trabajadores de las plantas avícolas y criaderos de cerdos, los cuidadores de adultos mayores, los funcionarios de los Establecimientos de Larga Estadía para Adultos Mayores (ELEAM), los pacientes crónicos entre 11 y 59 años que tienen ciertas condiciones de riesgo y otros grupos prioritarios.
La lucha contra la influenza requiere un enfoque integral que combine la vacunación, la higiene y el autocuidado. Asegurémonos de mantenernos informados y de tomar las medidas necesarias para proteger nuestra salud y la de nuestros seres queridos.