Explorando la Cuna de la Viticultura en el Cono Sur y la Ruta del Vino más Extensa del Mundo

La viticultura en el Cono Sur de América tiene una historia rica y diversa que ha dado lugar a algunos de los vinos más apreciados en la escena internacional. En este contexto, se destaca una región que no solo es considerada la cuna de esta actividad en la zona, sino que también alberga la ruta del vino más larga del mundo. Esta combinación de tradición y extensión geográfica ofrece una experiencia enológica única, que atrae tanto a aficionados del vino como a expertos en la materia.

La viticultura en esta región tiene sus raíces en la llegada de los colonizadores europeos, quienes trajeron consigo las primeras vides que se adaptaron de manera excepcional al clima y al suelo. Con el tiempo, estas cepas evolucionaron, y hoy en día, la zona es famosa por producir variedades que compiten con las mejores del mundo. La cuna de la viticultura en el Cono Sur es, por tanto, un lugar de gran importancia histórica y cultural, donde se pueden encontrar bodegas centenarias que han preservado métodos tradicionales de producción junto con innovaciones modernas.

La Ruta del Vino, que se extiende a lo largo de miles de kilómetros, es un recorrido fascinante que atraviesa diversas zonas vinícolas, cada una con sus propias características y encantos. Este trayecto ofrece a los visitantes la oportunidad de sumergirse en paisajes impresionantes, visitar bodegas de renombre y degustar una amplia variedad de vinos, desde los más tradicionales hasta los más innovadores. La ruta no solo es un deleite para el paladar, sino también una verdadera inmersión cultural, donde se pueden conocer las historias y las personas detrás de cada botella.

Uno de los aspectos más destacados de esta ruta es la diversidad de terroirs que se pueden encontrar. Desde valles fértiles hasta laderas montañosas, cada región contribuye con su propio carácter a los vinos que produce. Estas diferencias geográficas se traducen en una variedad de sabores y aromas que hacen de cada cata una experiencia única. Además, la ruta incluye paradas en pequeñas bodegas familiares y grandes establecimientos comerciales, ofreciendo una visión completa de la industria vinícola en la región.

La Ruta del Vino también es un motor económico importante para las comunidades locales. El enoturismo ha crecido significativamente en los últimos años, generando empleo y fomentando el desarrollo de infraestructuras turísticas. Los visitantes pueden disfrutar de una amplia gama de actividades, como visitas guiadas, catas de vinos, talleres de maridaje y festivales vinícolas. Este auge del turismo ha llevado a una mayor valorización de los productos locales y ha incentivado prácticas sostenibles en la viticultura.

Además de la producción de vino, la región es conocida por su gastronomía, que complementa perfectamente la experiencia enológica. Muchos de los restaurantes locales ofrecen menús diseñados para maridar con los vinos de la zona, utilizando ingredientes frescos y de temporada. Esta combinación de vino y comida crea una sinergia que enriquece aún más la visita a la ruta.

El impacto cultural de la viticultura en el Cono Sur es igualmente significativo. A lo largo de la ruta, se pueden encontrar museos y centros de interpretación que narran la historia del vino en la región y su evolución a lo largo de los siglos. Estos espacios educativos son una excelente oportunidad para aprender sobre las técnicas de cultivo y producción, así como sobre la influencia del vino en la cultura y la sociedad local.

En resumen, la cuna de la viticultura en el Cono Sur y la ruta del vino más larga del mundo representan una combinación fascinante de historia, cultura y excelencia enológica. Esta región no solo ha jugado un papel crucial en el desarrollo de la industria vinícola en América del Sur, sino que también ofrece una experiencia turística incomparable. Desde los paisajes pintorescos hasta los vinos excepcionales, cada aspecto de esta ruta invita a los visitantes a descubrir y apreciar la riqueza de la viticultura en el Cono Sur.

PorJulieta Quezada Campos

Sep 6, 2024
Cuna de la viticultura en el Cono Sur y la Ruta del Vino más larga del mundo

“Vengo de su ciudad hermana perdida, fuimos separados al nacer y fundadas por el padre del vino chileno y argentino: Francisco de Aguirre”. Estas fueron las pocas palabras con las que Cristóbal Vergara, director de Turismo TEMBETA, impactó en el año 2018 en la Feria Internacional de Turismo de Buenos Aires a las autoridades turísticas de Santiago del Estero, Argentina. Sorprendidos al escuchar un relato y personaje desconocido, celebrarían 11 meses después la apertura de la primera bodega de vinos en Santiago del Estero, una oportunidad que Vergara vio para dar vida a uno de los proyectos enoturísticos más atractivos de Sudamérica y, por qué no decirlo, del planeta: la Ruta del Vino más larga del mundo. Este recorrido enoturístico revive los viajes, lugares y hazañas de Francisco de Aguirre y el clérigo Juan Cidron, pioneros en la propagación de la viticultura en el Cono Sur desde La Serena, Chile, hacia Santiago del Estero, Argentina, y el posterior comercio de alcoholes en todo el mundo andino tras el boom económico de Potosí, la supremacía de Lima y el impacto de la industria peruana de alcoholes por los terremotos.

Un recorrido histórico y enológico

La ruta que comienza en La Serena, Coquimbo y Valle del Elqui, continúa por Copiapó, Volcán Ojos del Salado y Catamarca, pasando por La Rioja o San Juan hasta llegar a Santiago del Estero, Tucumán y Salta, para posteriormente seguir hacia Potosí, Sucre, Moquegua y terminar en Lima, donde está enterrado Francisco de Aguirre y desde donde partieron hace 475 años las viñas que llegaron a La Serena. Un fascinante viaje de más de 5.000 kilómetros que, por etapas, rescata, pone en valor y promueve una serie de recursos, cartas, mapas, monumentos históricos e industriales, tecnologías, rituales, creaciones, alimentos, vinos, piscos y alcoholes, se convierten en el vasto patrimonio que promueve esta Ruta del Vino para los viajeros y turistas de Chile y el mundo interesados en descubrir los vinos y terruños más desconocidos de dos capitales vitivinícolas mundiales (Chile y Argentina) y de dos países emergentes (Bolivia y Perú).

FOTO: Viñedos de Alcohuaz

Así fue como lo pudimos comprobar el pasado miércoles 4 de septiembre en la ceremonia de conmemoración del día del vino chileno en el Museo Histórico Regional G.G.Videla durante el lanzamiento de la exhibición fotográfica y documental, los paisajes, recursos y monumentos que dan vida a la Ruta del Vino más larga del mundo y que será abierta al público desde este martes 10 de septiembre.

El primer tramo La Serena – Valle del Elqui donde comienza la ruta lo componen tres sitios elementales para el patrimonio y la industria vitivinícola del país, empezando por Viña Falernia, creada por Aldo Olivier y Giorgio Flesatti, la cual se inspira en la fama alcanzada por los más apetecidos vinos de la antigua Roma, el primer grand cru del mundo, los vinos de Falerno, cuyo renombre fue difundido por emperadores, generales, poetas, escritores e historiadores, entre ellos Plinio el Viejo. Es así como Viña Falernia desde sus orígenes ha impactado a la industria chilena y mundial, batiendo récords en su tercer año de vinificación y su primer Wines of Chile al obtener 4 medallas de oro por su Syrah, además de ganar en una cata a ciegas en Londres como el mejor Malbec del Nuevo Mundo y el año 2015 en el WOC, su Carmenere Pedriscal fue elegido como el mejor de Chile, venciendo al dueño de casa, Viña Errázuriz, con su vino Ícono Kai. En las orillas del embalse Puclaro está la tienda de vinos Falernia, papayas Olivier y Pisco Amauta, ya que en el lugar, a la entrada de los observatorios Tololo, Geminis y Rubin, se encuentra una de las destilerías privadas más grandes de Chile, también parte del proyecto familiar.

La segunda bodega es Viñedos de Alcohuaz. Desde su lanzamiento no demoró ni 3 años en ser elegido como uno de los proyectos enológicos más atractivos del mundo por la Revista Wine Spectator por su ubicación sobre los 2.200 m.s.n.m con exóticas variedades de uvas mediterráneas y sus ancestrales métodos de avanzada para la industria, reflejando el inigualable potencial de esta bodega y sus vinos, que usando qvevris, lagares de piedra, huevos de concreto y fudres de roble austriaco la posicionan como uno de los proyectos enológicos más espectaculares del planeta.

FOTO: Iglesia Nuestra Señora de Andacollo, Tinogasta, Argentina

Finalmente, si queremos viajar en el tiempo y conocer las primeras vides que llegaron a Chile, debemos ir a la bodega Piuquenes del Elqui, también en Alcohuaz, ya que sus viñedos de uva País, Moscatel de Alejandría, Moscatel Rosada, Negra del Padre y Pedro Jiménez fueron las pioneras de la vitivinicultura chilena y sudamericana. Piuquenes, usando el método zaranda, logró rescatar asombrosas y antiguas elaboraciones de ensambles, vinos dulces, fortificados y semisecos.

Para los amantes del vino, las estrellas y las montañas llenas de cuarzo, energía astral y ríos con agua de glaciar de roca, Piuquenes del Elqui y Viñedos de Alcohuaz poseen alojamiento y servicios complementarios de cabalgatas y astronomía para quienes quieran revivir aquellas aventuras y encuentros de los primeros conquistadores con la indómita naturaleza andina y de los cielos del sur.

FOTO: Piuquenes del Elqui

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