El fútbol es un deporte universal, con presencia en los rincones más inhóspitos del planeta, incluyendo la isla donde se registró la temperatura más baja jamás vista en el hemisferio norte: -69,6°C en diciembre de 1991. Es en Nuuk, Groenlandia, donde la selección nacional de fútbol juega sus partidos en casa, a pesar de las temperaturas extremas que varían diariamente de -5,1 a 9,9°C entre estaciones. El estadio local puede albergar a 2.000 espectadores y está rodeado de bloques de hielo que miran fijamente desde las montañas adyacentes.
El fútbol en Groenlandia tiene que adaptarse a las condiciones climáticas extremas, por lo que se requieren campos de césped artificial, ya que el césped natural sería devorado por el clima. Sin embargo, lo que es aún más indispensable es la pasión por el juego. Esta pasión lleva a la selección de Groenlandia a participar en torneos no oficiales o amistosos con equipos de un nivel impar al suyo. En los ‘Juegos de las Islas’, se han proclamado subcampeones en dos ocasiones, incluso vencieron a Menorca en las semifinales del campeonato de 2017. Recientemente, jugaron un partido amistoso contra Turkmenistán, un equipo profesional de la AFC, y aunque fueron derrotados 5-0, demostraron que los sueños valen más que los goles encajados.
Las aspiraciones de la selección de Groenlandia van más allá de los partidos amistosos y no oficiales; quieren el reconocimiento de la UEFA y la FIFA. A pesar de ser una colonia danesa y de tener jugadores como Jesper Gronkjaer, que participó en los Mundiales de 1998 y 2002 con Dinamarca, la puerta del fútbol europeo parece estar cerrada para ellos. Sin embargo, recientemente surgió la posibilidad de unirse a la Concacaf, la confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe, y están a la espera de una respuesta.
Según el seleccionador nacional, Morten Rutkjær, Groenlandia se ve a sí misma como un ejemplo positivo que se atreve a enfrentarse a los grandes. Rutkjær cree que pueden inspirar y contribuir positivamente al desarrollo del fútbol en su región y en todo el mundo. Sin embargo, admite que hay un largo camino por recorrer, ya que hay más de 6.000 kilómetros entre Nuuk y Ciudad de México, y unos 5.000 kilómetros entre Texas y la capital groenlandesa.
Rutkjær, exfutbolista danés que asumió el proyecto de la selección de Groenlandia en agosto de 2020, es consciente de que la competitividad puede superarles, pero confía en el factor humano de su equipo. Según él, la selección de Groenlandia es como una familia, un grupo que quiere hacer todo lo posible para que las individualidades tengan éxito. «Es genial ser parte de este grupo, todo es energía positiva y desarrollo constante«, asegura.
El seleccionador también defiende la importancia de la experiencia para mejorar el nivel de juego. Acepta que los jugadores mejorarán con el tiempo a medida que adquieran más experiencia. No obstante, para lograr esto, Rutkjær cree que se debe construir canchas cubiertas en Groenlandia para que los jugadores puedan entrenar en condiciones óptimas.
Rutkjær concluye que el objetivo de la selección es tener muchas experiencias futbolísticas excelentes que contribuyan a crear un entorno de entrenamiento inspirador, en particular para los niños y jóvenes de Groenlandia. Según él, «Los jugadores obtienen algo para tener siempre motivos con los que entrenar. Tendrán esa motivación«. Rutkjær y su equipo están decididos a dar un gran paso para que Groenlandia escape del amateurismo y se convierta en un actor relevante en el fútbol internacional.
