Ya han sido detectados al menos dos casos de mpox («viruela del mono») fuera de África -uno en Suecia y otro en Tailandia-, levantando las alarmas. La OMS declaró la enfermedad una emergencia de salud global, luego de que el virus se expandiera a lo largo de 16 países africanos, seis de ellos en menos de 10 días. El mundo aún se recupera de los estragos causados por el covid-19, despertando el mpox temores de que apenas saliendo de una pandemia global, pudiéramos caer en otra.
Al respecto, los expertos son tajantes: hay que actuar ahora mismo.
“La historia reciente del Mpox es un recordatorio más de que una enfermedad infecciosa en un rincón del mundo no debe considerarse un problema ajeno, ya que de repente puede empezar a propagarse rápido y lejos”, plantean en The Conversation Wolfgang Preiser, Cheryl Baxter y Jean Nachega, investigadores de la Universidad de Stellenbosch, Sudáfrica, que han trabajado en los brotes de virus como el VIH y el SARS-CoV-2.
Según explican, el brote actual de mpox es más virulento que el ocurrido en 2022 por otro clado del mismo virus, causando más muertes, teniendo el “potencial” de generar una pandemia.
Ello, por cuanto se transmite sostenidamente de persona a persona usualmente por vía sexual, desconociéndose aún con certeza si se propaga más fácilmente que el virus que hace dos años preocupó al mundo.
Asimismo, añaden que “el número de casos está aumentando rápidamente, aunque es probable que muchos casos sospechosos no se analicen y, por tanto, no se cuenten como confirmados. Para complicar las cosas, se ha descubierto que una prueba de uso común no detecta las infecciones por este linaje del virus”.
“No cabe duda de que una enfermedad en un rincón del mundo puede convertirse de repente en una amenaza para la salud mundial. Es hora de que el sistema sanitario mundial despierte a esta realidad”, defienden.
¿Cómo se compara con el covid?
La viróloga Cheryl Walter de la Universidad de Hull en el Reino Unido explica al respecto que ya aprendimos con el Covid-19 que los virus cambian y mutan muy, muy rápido.
“El mpox no es diferente, aunque los virus de la viruela suelen mutar mucho más lentamente en comparación con otros virus, como el VIH. El VIH cambia aproximadamente cada tres veces que se replica un solo virus”, acota.
“El Mpox es un virus relativamente poco estudiado”, matiza. “Hasta hace poco había un puñado de casos confirmados cada año. Se daba principalmente en zonas de selva tropical de África central y occidental. Hubo muy pocas oportunidades para que el virus se adaptara a un huésped humano”.
Por ello, “no sabemos si los cambios genéticos hacen que estos virus se propaguen más fácilmente y si las variantes en circulación son más peligrosas”.
“Lo que sí sabemos es que el virus está cambiando y moviéndose entre muchas personas. Los virus sólo pueden mutar cuando pasan por un huésped como el ser humano”, indica. “Cuantas más personas pasen por él, más oportunidades tendrá de cambiar y volverse potencialmente más virulento o transmisible”.
¿Qué hacer para evitar una pandemia de mpox?
Ante los temores, la OMS llamó a la calma, asegurando que “el mpox no es el nuevo covid. Ya se trate del clado I del mpox, que originó la epidemia actual en África central y oriental, o del clado II del mpox, que originó la epidemia de 2022″.
Así lo enfatizó el director para Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Hans Kluge, añadiendo que “ya sabemos mucho sobre el clado II. Aún nos queda por aprender del clado I”, y defendió que, a diferencia de lo ocurrido con el covid, “ya sabemos cómo luchar contra el mpox”.
Sin embargo, actualmente África se encuentra en una posición desfavorable para hacer frente a los brotes, con muy pocos recursos para destinar a salud pública. Por ejemplo, el Centro para Control de Enfermedades Africano alerta que sólo hay cerca de 200 mil dosis de vacunas disponibles frente a una demanda superior a los 10 millones.
Según un artículo publicado en The Lancet, hay una serie de pasos muy concretos que deben ser dados para evitar los peores escenarios.
En primer lugar, debe facilitarse el acceso a tests, vacunas y tratamientos antivirales, lo cual requiere un sólido compromiso político y financiero.
En paralelo, deben dedicarse más esfuerzos y estudios científicos a conocer mejor los entornos de exposición, las vías de transmisión y las presentaciones clínicas de la enfermedad.
Finalmente, sugieren establecer un consorcio multidisciplinario internacional, encabezado por representantes africanos, para abordar la emergencia.
Walter también añade un matiz: “En el brote global anterior, muchas de las comunicaciones se dirigían a los trabajadores sexuales y a los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres. Como resultado, la gente puede haber pensado que se trata sólo de una enfermedad de transmisión sexual. Pero no es así”.
“Ahora las mujeres y los niños están contrayendo el virus, por lo que es necesario informar a las comunidades de los síntomas que deben detectar y de las medidas que deben tomar”, acotó.