El 24 de junio de 2024, la NBA se encontraba en un momento crucial. Los Boston Celtics, después de 16 largos años de espera, finalmente pudieron levantar el banner 18 de la franquicia. ¿El mensaje clave? Están pensando en el próximo título. Los Celtics buscarán la manera de ser el primer equipo desde los Warriors de Kevin Durant y Steph Curry en lograr un segundo título consecutivo. Sin embargo, la pregunta que ronda la liga es: ¿Pueden convertirse en la próxima gran dinastía de la NBA?
Los puntos a favor para los Celtics son claros: Poseen una plantilla sólida y bien construida, un equipo imparable en la temporada bajo los acertados movimientos de Brad Stevens y demás directivos. Las estrellas del equipo, en su pico competitivo, y su joven técnico, Joe Mazzulla, de apenas 35 años, sugieren que el futuro de los Celtics es prometedor. Sin embargo, también existen incertidumbres, como la edad avanzada de Jrue Holiday y Al Horford, el estado físico de Kristaps Porzingis y el nuevo convenio colectivo que representa un desafío financiero para el equipo.
El campeón de la NBA, los Celtics, cuenta con ocho jugadores de rotación con contrato para, al menos, un año más. Entre ellos, destacan Jaylen Brown y Jayson Tatum a quienes se les ofrecerá un supermax este verano, y Kristaps Porzingis y Jrue Holiday que firmaron extensión durante la temporada. Ellos, junto a Al Horford y Derrick White, y Payton Pritchard, formarán la base del equipo que busca repetir el anillo.
El equipo cuenta con solo tres jugadores que serán agentes libres, todos ellos piezas sustituibles en la cancha, aunque quizás no tanto en el vestuario. Entre ellos, Xavier Tillman y Luke Kornet deberían ser las dos prioridades. Si lo desean, los Celtics pueden retener a todos sus jugadores, y podrían incluso intentar mejorar aún más la plantilla.
A pesar de contar con una plantilla costosa, los Celtics están por encima del segundo apron debido a la nueva regulación que la NBA añadió al CBA el curso pasado. Esto limitará las opciones del equipo para mejorar su plantilla. No pueden incluir dinero en efectivo en sus traspasos, no pueden sumar salarios ni recibir más dinero del que envían. Y por ahora, su ronda del draft de 2031 ha quedado congelada, entre otras restricciones.
El plan A de los Celtics es mantener el proyecto. Brad Stevens comprendió a la perfección hacia dónde se dirigía la NBA con el nuevo acuerdo y supo anticiparse a las legislaciones de control financiero. Las llegadas de Porzingis y Holiday vía traspaso, una vez aprobado el CBA, le permitieron firmar extensiones con ambos. Sin embargo, esto conlleva un coste. El impuesto de lujo se ha vuelto más exigente, y los Celtics han pagado este año $41.3 millones, y se espera que en 2026 la multa alcance casi los $200 millones.
La diferencia entre Boston y otros equipos por encima del segundo apron es que los Celtics han mantenido casi todas sus rondas, algo que Suns, Timberwolves o Clippers no pueden decir. Esto ofrece a los Celtics herramientas para conseguir jugadores económicos y con contratos largos, o incluso endulzar traspasos por jugadores más atractivos. A pesar del alto coste, la pregunta es: ¿Hasta dónde están dispuestos a invertir los dueños de la franquicia?
Wyc Grousbeck, el propietario mayoritario de los Celtics, es uno de los dueños menos ricos de toda la liga. Compró la franquicia en 2002 junto a un grupo de accionistas, por algo más de $360 millones. Desde entonces, la franquicia ha pasado de valer algo más de medio millón, con la inflación, a casi cinco mil millones. Los Warriors, por su parte, vieron cómo su valor aumentaba de $750 millones en 2014, a más de siete mil millones tras el cuarto anillo de la dinastía, aunque tuvieron que pagar casi $700 millones en impuesto de lujo. Los Celtics, por el contrario, regresan con todo el equipo y con la ambición de iniciar la próxima gran dinastía de la NBA.
Por otro lado, en Europa, el Panathinaikos logró ganar la Euroliga trece años después liderado por el entrenador Ergin Ataman y el base Kostas Sloukas. En la final celebrada en Berlín, lograron vencer al Real Madrid. Este hito se suma a la espectacular canasta de Gracia Alonso de Armiño que clasificó a la Selección 3×3 para los Juegos Olímpicos, evidenciando el auge del baloncesto a nivel global.
