Bombardeo de nubes en Valle del Elqui: un experimento para aumentar las precipitaciones
Una de las técnicas más novedosas para combatir la sequía y fomentar la salud y bienestar de los ecosistemas es el bombardeo de nubes. En una reciente operación realizada en el Valle del Elqui, los resultados preliminares indican un incremento significativo en las precipitaciones, según Carlos Ruiz, uno de los principales gestores de la iniciativa.
El viernes pasado se llevó a cabo un proceso de bombardeo de nubes en el Valle del Elqui, aprovechando las precipitaciones que afectaron a la región. Este procedimiento, que se conoce como estimulación controlada, consiste en la introducción de un intermediario artificial, en este caso yoduro de plata, en las nubes para aumentar la precipitación.
«El resultado hoy es altamente auspicioso, estamos todos felices y contentos de lo que se logró», afirmó Ruiz. Aunque advirtió que se trata de un análisis somero y no científico, Ruiz compartió que los números son prometedores. En la zona del Elqui alto, la precipitación fue totalmente anómala, con una cifra de 72 milímetros en Vicuña, en comparación con los 40 milímetros que se habían pronosticado.
Este aumento del 75% sobre lo pronosticado es un indicador positivo de la eficacia del bombardeo de nubes. Sin embargo, Ruiz aclaró que aún se está a la espera de los resultados del análisis final y que es necesario un análisis más detallado.
Según la explicación de Ruiz, las nubes que contienen agua normalmente liberan alrededor del 5% de su contenido en forma de lluvia. El objetivo de la estimulación de nubes es aumentar esta cifra y lograr que caiga una cantidad mayor de agua.
Ruiz también desacreditó algunos mitos comunes sobre el bombardeo de nubes. En primer lugar, señaló que no basta con que esté nublado para bombardear las nubes y hacer que llueva. Es necesario que se pronostiquen lluvias para poder llevar a cabo el procedimiento y aumentar las precipitaciones.
También descartó la idea de que el bombardeo de nubes en una región pueda agotar el suministro de agua para otra. A pesar de que en el pasado ha habido litigios entre países por este tema, Ruiz asegura que es imposible que se agote el agua de las nubes, ya que sólo se libera cerca de un 5% de la capacidad de agua que éstas concentran.
Por último, Ruiz explicó que se excluyó el sector de la Quebrada de Marquesa del polígono de ataque, debido a que es una quebrada peligrosa. La idea era evitar que se activara antes y con mayor potencia producto de la estimulación.
En las redes sociales circulaba un video de Alex Cortés, miembro de la Junta de Vigilancia del Río Elqui, donde daba cuenta del agua que llevaba el río en el sector de Gualliguaica. Según Cortés, «el caudal del río ha aumentado en casi el doble de su caudal de entrada al embalse, es decir, deben ser de alrededor de 6 a 7 mil litros por segundo, y eso es producto de lo que se realizó con la estimulación de nubes».
A pesar de estos resultados preliminares prometedores, hay voces que se muestran escépticas. El meteorólogo Cristóbal Juliá descartó que las precipitaciones en el valle fueran por otra causa que no fuera natural, indicando que “el agua caída estuvo dentro de lo pronosticado sin duda alguna».
Por el momento, los resultados de la estimulación de nubes en el Valle del Elqui son preliminares y aún se espera el análisis final. Sin embargo, esta técnica representa una esperanza en la lucha contra la sequía y en la búsqueda de la sostenibilidad ambiental.
