El tranquilo viernes matutino en la localidad chilena de Illapel fue interrumpido abruptamente por la reactivación de un incendio que había comenzado el día anterior en la feria de abastos. Según los primeros informes, la conflagración había consumido aproximadamente el 70% de los locales del mercado, un golpe devastador para la economía local.
La reactivación del incendio supuso una amenaza adicional para las estructuras circundantes, incluyendo el terminal de autobuses local y la Escuela de Adultos CEIA. Los equipos de emergencia trabajaron incansablemente para evitar que las llamas se propagaran a las viviendas cercanas, en un esfuerzo por proteger a los residentes y minimizar los daños adicionales.
En un comunicado emitido por la Secretaría Regional Ministerial de Educación de la Región de Coquimbo, se confirmó que el Departamento Provincial de Educación de Choapa había acudido al lugar del incendio para evaluar la situación. A pesar de la proximidad de las llamas a la Escuela de Adultos CEIA Illapel, se determinó que la institución educativa no había sufrido daños debido al siniestro. Este hallazgo brindó un alivio considerable a los 166 estudiantes, jóvenes y adultos, docentes, asistentes de la educación y el equipo directivo de la escuela.
El incendio llegó en un momento particularmente desafortunado para la región de Coquimbo. Un fenómeno climático había llevado a la suspensión de las clases en la región durante los días 13 y 14 de junio, en un intento de garantizar la seguridad de los miembros de las comunidades educativas frente a las inclemencias del tiempo. La coincidencia de estos dos eventos creó una situación particularmente desafiante para la comunidad local.
El alcalde de Illapel, Denis Cortés, describió la situación como una «tragedia tremenda«. Añadió: «Cuando esperábamos la lluvia más grande de los últimos cien años, nos hemos quedado con el desastre más grande de los últimos años en la comuna de Illapel».
La feria de abastos era un ícono para la comuna, y su destrucción supone una pérdida significativa. Según Cortés, la plaza estaba de aniversario y los comerciantes estaban celebrando su creación en el momento del incendio. La pérdida de la plaza es un golpe no sólo a nivel material, sino también emocional para aquellos que han perdido todo en el incendio.
El alcalde explicó que la Plaza de Abastos albergaba 270 locales, de los cuales alrededor de 170 estaban ocupados por comerciantes. Según las evaluaciones preliminares, aproximadamente el 70% de estos locales han sido afectados por el incendio. Esta estimación sugiere que tanto la economía local como los medios de vida de muchos residentes de la comuna han sufrido un golpe considerable debido a este desastre.
En un momento como este, la respuesta de la comunidad y de las autoridades será crucial para ayudar a la comuna de Illapel a recuperarse de este golpe. A medida que la situación continúa desarrollándose, las investigaciones están en marcha para determinar la causa exacta del incendio y para evaluar plenamente el alcance de los daños.
Mientras tanto, la comunidad de Illapel y los afectados por esta tragedia se unen en solidaridad, demostrando la resistencia y el espíritu de unidad que caracteriza a la comuna. La tragedia del incendio ha dejado una cicatriz en la comuna, pero también ha dejado una huella de resiliencia y determinación para reconstruir y recuperarse.