Ecocrítica

Por Manuel Navarro

Acotar el objeto de estudio es siempre una dificultad y vamos a recurrir al diccionario para poner la primera de esas cotas: “conjunto de circunstancias o factores físicos y biológicos que rodean a los seres vivos e influyen en su desarrollo y comportamiento”. Bastante bien, pero no es suficiente. Habría que agregar: sociales, políticos, comunicacionales, económicos, jurídicos.

Mejora. Aun así, es necesario salir de lo académico para tratar de responder de verdad a lo que subyace sobre el tema, que es amplio, muy amplio. Tan amplio que lo abarca todo. Y es necesario salir de lo académico porque la respuesta que se necesita sale de los territorios de la reflexión y se adentra en el de la urgencia. Entonces, podríamos empezar diciendo: el clima está cambiando, el ambiente se hace pesado y la sopa espesa.

El debate en curso ya no es la prevención del cambio climático, que ya ha mutado a crisis climática; una amplia franja de pensadores y activistas piensan (y hacen) a favor de la adaptación. Por algún lado hay que entrarle y saber dónde estamos parados puede ser útil. Bien, estamos en el antropoceno, periodo de la era cuaternaria; que va desde el nacimiento de la era industrial hasta nuestros días. Otros lo fijan en el nacimiento de la agricultura; en la que el hombre ha sido determinante en términos de clima, biología y geología, alterando todos sus equilibrios para desembocar en la actual crisis que amenaza en los mejores casos con ser civilizatoria y, en los peores, con la extinción total de la vida.

Podemos y tenemos también que hablar de Gaia, ese organismo vivo que es el planeta todo y cuya salud se encuentra seriamente afectada. Adentrarnos en las selvas complejas de la ecología para deslumbrarnos con su belleza y desesperarnos frente a su violenta y acelerada destrucción.

Religión y filosofía son imprescindibles en este entramado. Un Papa sudaca llega a Roma y comete la tropelía de sacar al hombre del centro de la creación para poner en duda aquello de: “Creced y reproducíos, y gobernad la Tierra y cuanto ella contenga”. Quizás, cuando fue dicho, y el planeta contaba con mucho menos que mil millones de habitantes, tuviera sentido. Hoy, el objetivo ha sido cumplido con creces; pero adoleció del problema de no haberle asignado un techo. “Laudato si” viene a reparar el fallido. Leonardo Boff, teólogo de la liberación brasileño y principal colaborador del pontífice en la redacción de la encíclica, afirma: mientras existan pobres, sigue vigente la Teología de la Liberación. Pero hemos añadido algo más, porque la Teología de la Liberación nació escuchando el grito del oprimido. Pero no sólo los pobres, las mujeres, los indígenas, los afrolatinoamericanos gritan, también grita la Tierra, gritan los animales, gritan los bosques. Entonces, dentro de la opción por los pobres, se tiene que insertar al gran pobre, que es la Tierra. Nace ahí la eco-teología de la liberación, cada vez con más fortaleza.

Llama también Boff a recuperar y poner en el centro de la escena la sabiduría de los pueblos originarios, que son portadores de una sabiduría ancestral, de una manera de relacionarse con la Tierra no como un baúl de recursos, ni como algo muerto ni para ser explotado, sino la Tierra como Pachamama, como madre, donde nace la veneración, el respeto, el sentido comunitario de la convivencia, la producción.

La Pachamama se nos muestra como religión y filosofía urgente. Una filosofía que viene a poner patas arriba la filosofía toda, porque no se basa en el miedo a la muerte como la versión clásica greco-latina, ni viene a brindar respuestas a ese miedo con la promesa de la trascendencia del ego. Viene a decir: “te trascenderás en el todo, volverás siendo flor, río, montaña, ave o león; muere tu yo para volver como Gaia, como Pacha y ofrece como recompensa la inmortalidad dado que jamás te sabrás muerto”. Los Mayas alcanzaron cotas civilizatorias altísimas hasta el siglo VII d. C. Cuando llegaron los españoles, ya habían decaído hasta convertirse en salvajes, según nos cuenta la historia enseñada por esas maestras bondadosas y miopes. Esa misma historia nos dice después que los conquistadores quemaron sus bibliotecas y persiguieron hasta la muerte a sus escribas, también se prohibió el amate, el árbol del papel, fundando una tradición de prohibir plantas. No estaba nada mal para un pueblo “salvaje” tener bibliotecas y escribas. De lo poco que se salvó de esas bibliotecas nos enteramos que tenían un conocimiento de la astronomía que recién hoy puede equiparársele con el uso de ordenadores. En lo mucho que se quemó, seguramente estuviera la respuesta que necesitamos, respuesta que ellos supieron darle al desastre ecológico que su proceso civilizatorio había provocado.

No mucho tiempo después, el cacique Seattle le escribía una carta al presidente de los Estados Unidos que quería comprar sus tierras, que no podía entender que tal cosa pudiera hacerse y además “cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi pueblo. Cada rama brillante de un pino, cada puñado de arena de las playas, la penumbra de la densa selva, cada rayo de luz y el zumbar de los insectos son sagrados en la memoria y vida de mi pueblo”. La savia que recorre el cuerpo de los árboles lleva consigo la historia del piel roja. Los muertos del hombre blanco olvidan su tierra de origen cuando van a caminar entre las estrellas. Nuestros muertos jamás se olvidan de esta bella tierra, pues ella es la madre del hombre piel roja. Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el ciervo, el caballo, la gran águila, son nuestros hermanos. Los picos rocosos, los surcos húmedos de las campiñas, el calor del cuerpo del potro y el hombre, todos pertenecen a la misma familia.

Por estos pagos, uno de nuestros más grandes y mejores poetas, don Atahualpa Yupanqui, escribía: “Cuando andes por los campos/ no te apartes del camino/ que puedes pisar la sombra/ de los abuelos dormidos”.

La conciencia del desastre ya tiene casi medio siglo, la Conferencia Científica de las Naciones Unidas también conocida como la Primera Cumbre para la Tierra, celebrada en Estocolmo, Suecia, en junio de 1972, prendía las primeras luces rojas y, ese mismo año, Juan Domingo Perón escribía su “Mensaje a los Pueblos y Gobiernos del Mundo”, en el que él se anticipaba a muchos en sacar del centro al hombre y nos decía entre otras cosas: “El ser humano ya no puede ser concebido independientemente del medio ambiente que él mismo ha creado. Ya es una poderosa fuerza biológica, y si continúa destruyendo los recursos vitales que le brinda la Tierra, sólo puede esperar verdaderas catástrofes sociales para las próximas décadas”. Decía otras muchas cosas que muchos peronistas no han leído o que han decidido olvidar, como que “todos estos problemas están ligados de manera indisoluble con el de la justicia social, el de la soberanía política, la independencia económica del Tercer Mundo y la distensión y la cooperación internacionales. Muchos de ellos deberán ser encarados por encima de las diferencias ideológicas que separan a los individuos dentro de sus sociedades o a los Estados dentro de la comunidad internacional. No debe olvidarse que el problema básico de la mayor parte de los países del Tercer Mundo es la ausencia de una auténtica justicia social y de participación popular en la conducción de los asuntos públicos”.

Pero claro, es natural que la actitud del perro vejado se enseñoree en dirigentes políticos propios y ajenos cuando tal carta empieza así: “Creemos que ha llegado la hora en que todos los pueblos y gobiernos del mundo cobren conciencia de la marcha suicida que la humanidad ha emprendido a través de la contaminación del medio ambiente y la biosfera, la dilapidación de los recursos naturales, el crecimiento sin freno de la población y la sobreestimación de la tecnología. Es necesario revertir de inmediato la dirección de esta marcha, a través de una acción mancomunada internacional. Tal concientización debe originarse en los hombres de ciencia, pero sólo podrá transformarse en la acción necesaria a través de los dirigentes políticos”. Tampoco hubiera estado de más que alguien le hubiese acercado al ministro Martín Guzmán el texto de la exposición ante las Naciones Unidas del cacique Guaicaipuro Cuatemoc: “La verdadera deuda”.

Es bueno también hacer un breve resumen del contexto en que se escribe: En este momento se están incendiando el Pantanal, en Brasil, fruto de una tremenda sequía en un territorio normalmente inundado, y que es la fuente de nuestros ríos hasta el de La Plata. Fruto de esa sequía, se encuentra inhábil el puerto de Rosario y todos los del Paraná, por donde sale el 80 por ciento de las exportaciones granarías, encareciendo el transporte, ya que solo quedan los de Bahía Blanca y su zona de influencia. En simultáneo, se queman miles de hectáreas en California. Un incendio silencioso, que ya lleva años, en la tundra que crece año a año cuando con cada incendio estándar se enciende la turba, que es su suelo formado en miles de años y que ahora al descongelarse se convierte en combustible. Por si fuera poco, mientras no se incendia, libera al ambiente gas metano, mucho más dañino que el carbono cuando de efecto invernadero se habla. Cientos de miles de hectáreas se incendian en este momento en Argentina, las veras del Paraná son dos largas líneas rojas cuando se las mira desde el espacio y una gran mancha roja tiñe el mapa de Córdoba. Estados Unidos está teniendo el récord de tormentas y tornados con nombres propios y desastres de miles de millones de dólares como consecuencia. Cientos de miles de evacuados en Japón por la llegada de un tornado. Inundaciones catastróficas en la India, las dos Coreas y China por mencionar a los más grandes. Millones de evacuados climáticos en el mundo. Un par de islas son abandonadas en el Pacifico ante la suba del mar y las mareas. Agrego que una manga de langostas asola África y se extiende por cuatro provincias argentinas y la corto acá por que el espacio es limitado. En este espacio debería agregar: pandemias, sequías, plagas y pestes varias que afectan cultivos y bosques, talas indiscriminadas, agricultura industrial, contaminaciones de todo tipo, fracking, crisis del petróleo, etc, etc.

El contexto político-social también tiene lo suyo: en lo que hace a los gobiernos del mundo, la mayoría de ellos sigue echando carbón a una locomotora que va cuesta abajo y sin frenos. Quedan 9 años y medio para hacer que se detenga o todos caigamos al precipicio. Algunos, muy pocos están haciendo algo y son muchos menos los que tienen un lugar en los medios hegemónicos. La sociedad en cambio, empieza a tomar cartas en el asunto, por delante aun de sus representantes y poniendo en cuestión el concepto de democracia vigente. Sus frentes son muchos; demasiados quizá: Minería a cielo abierto, fracking, agricultura industrial, uso indiscriminado de agrotóxicos, proliferación de enfermedades, defensa de los bosques, reforestaciones, contaminación de los ríos y todas las fuentes de agua potable, extinción de polinizadores y la cuenta sigue. Baste mencionar a Greta Thumberg como emergente de los movimientos sociales y de los cientos de miles de jóvenes que a lo largo del mundo se movilizaron con ese reclamo o alerta, como prefieras. Y acá ponemos lo comunicacional, apenas como una pincelada. A lo largo y ancho del mundo se escribieron miles de páginas y se dedicaron horas y horas de radio y televisión, y se inundaron las redes con ataques a Greta blandidos por los mejores sofistas del sistema, la falacia ad hominem llevada al paroxismo. Poco en comparación se dijo de la verdad por ella expuesta: La casa común se incendia.

Poco se dijo también de Bruno Rodríguez, un jovencito que estaba en el mismo lugar y momento; sentado al lado de Greta. Él era y es argentino, el mejor quizá; llevaba el mandato de miles de nuestros jóvenes nucleados en la Organización de Estudiantes Argentinos Por el Cambio Climático. Pocos lo recuerdan. Ni mal hablaron de él en los medios, siempre tan precavidos. Por un día o dos resaltaron que hubiera un joven argentino entre siete que representaban al mundo, como al pasar mencionaron para qué, como si fuera una travesura. Otros menos sutiles que los comunicadores, asesinaban de a decenas, a los activistas ambientales en Colombia, Brasil, Honduras, México y algunos otros lugares.

En cambio, en lo jurídico, se han dado saltos, aunque estos saltos no se han expresado en hechos. Dos países de Nuestramérica incluyeron los derechos de la naturaleza en sus constituciones y en Naciones Unidas los derechos de los animales no humanos, los de la tierra, los del ambiente, alcanzaron estatus similares o iguales a los derechos humanos.

Bueno, yo creo que como introducción está bien. Si no, se corre el riesgo de que no la publiquen. O peor, que en la era del twitter, nadie la lea.

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Revista Punzó3 octubre, 202014 octubre, 2020crisis climática, fracking, incendios forestales, medioambiente, pandemias

  1. Pingback: SUMARIO AÑO I N°1 – Punzó
  2. Sergio Bartomiolidice:18 octubre, 2020 a las 10:37 am✌????✌????✌????Me gustaMe gustaResponder

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Gobierno apela a determinación del Tribunal Ambiental por Dominga


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El gobierno ha decidido apelar a la reciente determinación del Tribunal Ambiental relacionada con el controvertido proyecto minero Dominga. Esta decisión ha generado un amplio debate en la esfera pública, influyendo en diversas áreas como el medio ambiente, la economía y la política.

La apelación surge como respuesta a la resolución del Tribunal Ambiental que había fallado a favor del proyecto Dominga, permitiendo su avance tras años de disputas legales y administrativas. El proyecto Dominga, que contempla la extracción de hierro y cobre en la Región de Coquimbo, ha sido objeto de intensas críticas por parte de organizaciones ambientalistas y comunidades locales, quienes argumentan que podría causar un daño irreparable a los ecosistemas marinos y terrestres de la zona.

El gobierno, al presentar su apelación, argumenta que el fallo del Tribunal no consideró adecuadamente los impactos ambientales negativos que el proyecto podría tener. Además, se cuestiona la evaluación de los estudios de impacto ambiental presentados por la empresa encargada del proyecto, que según las autoridades, contienen deficiencias significativas.

Por otro lado, los defensores del proyecto Dominga sostienen que se han cumplido todos los requisitos establecidos por la normativa ambiental y que el desarrollo del proyecto traerá importantes beneficios económicos, incluyendo la creación de empleos y un impulso a la economía local. La empresa a cargo del proyecto ha manifestado su disposición a implementar medidas de mitigación para minimizar los posibles efectos adversos en el medio ambiente.

La controversia en torno al proyecto Dominga también ha tenido repercusiones políticas, polarizando aún más a los distintos sectores del país. Mientras que algunos grupos políticos apoyan la decisión del gobierno de apelar, argumentando la necesidad de proteger el medio ambiente y las comunidades locales, otros critican la medida, señalando que obstaculiza el desarrollo económico y la inversión extranjera.

En este contexto, el debate sobre Dominga se inserta en un marco más amplio de discusión sobre el modelo de desarrollo que el país desea seguir, equilibrando la protección del medio ambiente con el crecimiento económico. La apelación presentada por el gobierno será revisada por instancias judiciales superiores, que deberán considerar los argumentos de ambas partes antes de emitir un veredicto final.

La decisión de apelar también pone de manifiesto la importancia de fortalecer los procesos de evaluación ambiental en el país, asegurando que sean rigurosos y transparentes. Este caso resalta la necesidad de contar con mecanismos efectivos que garanticen que los proyectos de gran envergadura como Dominga se desarrollen de manera sostenible y responsable.

En conclusión, la apelación del gobierno a la determinación del Tribunal Ambiental en el caso del proyecto Dominga es un reflejo de las complejas interacciones entre desarrollo económico y conservación ambiental. El resultado de este proceso judicial tendrá implicaciones significativas para el futuro de la minería y la protección del medio ambiente en el país.

Romeral avanza hacia la minería subterránea: explotación sería hasta 2034


La localidad de Romeral, ubicada en la región central de Chile, se encuentra en un momento crucial de su desarrollo minero. Recientemente, se ha anunciado un ambicioso proyecto que transformará la manera en que se extraen los recursos minerales en la zona. Este proyecto apuesta por la minería subterránea, una técnica que promete extender las operaciones mineras hasta el año 2034 y que podría traer consigo importantes beneficios económicos y medioambientales para la región.

La decisión de avanzar hacia la minería subterránea en Romeral responde a varios factores. En primer lugar, la explotación a cielo abierto, aunque efectiva, ha comenzado a mostrar signos de agotamiento en términos de productividad y sostenibilidad. Los yacimientos superficiales están siendo cada vez más difíciles de explotar sin incurrir en costos ambientales y económicos significativos. La minería subterránea, por otro lado, ofrece la posibilidad de acceder a depósitos más profundos y ricos en minerales, lo que podría revitalizar la producción minera local.

Además de las ventajas económicas, la minería subterránea presenta beneficios ambientales que han sido bien recibidos por la comunidad local y las organizaciones ecologistas. Al trasladar las operaciones bajo tierra, se reduce significativamente el impacto visual y el deterioro del paisaje, un aspecto que ha sido motivo de preocupación para los residentes y turistas que visitan la región. Asimismo, este método minimiza la producción de polvo y ruido, lo que contribuye a mejorar la calidad de vida de las poblaciones cercanas.

El proyecto de minería subterránea en Romeral no solo se centra en la extracción de minerales. También incluye una serie de iniciativas destinadas a mejorar la infraestructura local y fomentar el desarrollo sostenible. Entre estas iniciativas se encuentran la construcción de viviendas para los trabajadores mineros y sus familias, la mejora de las carreteras y la implementación de programas de capacitación para la comunidad. El objetivo es crear un entorno que no solo sea económicamente viable, sino que también promueva el bienestar social y ambiental.

A pesar de los beneficios potenciales, la transición hacia la minería subterránea no está exenta de desafíos. La inversión inicial es considerablemente mayor que en la minería a cielo abierto, y se requiere de tecnología avanzada y personal altamente capacitado para llevar a cabo las operaciones de manera segura y eficiente. Sin embargo, las autoridades locales y las empresas mineras están comprometidas con superar estos obstáculos, convencidos de que los beneficios a largo plazo justificarán los esfuerzos y recursos invertidos.

La implementación de este proyecto también requerirá de un marco regulatorio sólido que asegure la protección del medio ambiente y los derechos de las comunidades locales. Las autoridades gubernamentales han manifestado su intención de trabajar de la mano con las empresas mineras y las organizaciones no gubernamentales para establecer estándares que garanticen una explotación responsable y sostenible de los recursos naturales.

En conclusión, el avance hacia la minería subterránea en Romeral representa una oportunidad única para transformar la industria minera de la región. Con una planificación cuidadosa y un enfoque en el desarrollo sostenible, este proyecto podría marcar el inicio de una nueva era de prosperidad para la comunidad local y el medio ambiente. La explotación minera hasta 2034 no solo promete beneficios económicos, sino que también podría establecer un precedente para futuras iniciativas mineras en otras partes del país.

Gobierno confirma que apelará decisión del Tribunal Ambiental en el marco del Proyecto Dominga


En un contexto de creciente preocupación y debate público sobre el desarrollo sostenible y la protección del medio ambiente, el Gobierno ha anunciado su intención de apelar la reciente decisión del Tribunal Ambiental relacionada con el controvertido Proyecto Dominga. Este proyecto, que ha estado en el centro de la discusión política y social debido a sus potenciales impactos ambientales, ha generado divisiones entre diversos sectores de la sociedad, incluyendo comunidades locales, organizaciones ecologistas, empresas y representantes del gobierno.

El Proyecto Dominga, una iniciativa minera y portuaria, ha sido objeto de un intenso escrutinio debido a su ubicación cercana a áreas ecológicamente sensibles y su posible impacto en la biodiversidad local. Los defensores del proyecto argumentan que podría generar significativos beneficios económicos, incluyendo la creación de empleos y el impulso al desarrollo regional. Sin embargo, los críticos sostienen que estos beneficios económicos potenciales no compensan los riesgos ambientales, que podrían incluir la destrucción de hábitats naturales y la contaminación de recursos hídricos.

La decisión del Tribunal Ambiental, que inicialmente dio luz verde al proyecto bajo ciertas condiciones, ha sido recibida con escepticismo por parte de varias organizaciones ambientalistas y grupos comunitarios. Estos actores han manifestado su preocupación de que las medidas de mitigación propuestas no sean suficientes para proteger el ecosistema frágil de la región. En respuesta a estas preocupaciones, el Gobierno ha decidido apelar la decisión, buscando una revisión más exhaustiva del proyecto y sus impactos potenciales.

La apelación del Gobierno refleja un intento de equilibrar las consideraciones económicas y ambientales en la toma de decisiones sobre grandes proyectos de infraestructura. Este enfoque es esencial en un contexto global donde el cambio climático y la sostenibilidad se han convertido en prioridades críticas. Al apelar la decisión del Tribunal Ambiental, las autoridades buscan asegurar que cualquier desarrollo económico no se realice a expensas del medio ambiente.

Este caso también pone de relieve la complejidad de la gobernanza ambiental en el país, donde las decisiones sobre proyectos de gran envergadura requieren de la coordinación entre diversas entidades gubernamentales, el sector privado y la sociedad civil. La apelación podría establecer un precedente importante sobre cómo se manejan las decisiones ambientales en el futuro, influyendo en la forma en que se desarrollan otros proyectos similares en el territorio nacional.

En el trasfondo de esta discusión se encuentra el desafío de promover un desarrollo sostenible que no solo considere los beneficios económicos inmediatos, sino también los impactos a largo plazo en el medio ambiente y las comunidades locales. A medida que el país busca avanzar hacia un modelo de desarrollo más sostenible, casos como el del Proyecto Dominga ofrecen una oportunidad para reflexionar sobre las políticas y prácticas actuales, y para considerar cómo mejorar los procesos de evaluación ambiental y de toma de decisiones.

La apelación también subraya la importancia de la participación ciudadana en los procesos de toma de decisiones ambientales. Las comunidades locales y las organizaciones de la sociedad civil desempeñan un papel crucial al proporcionar información valiosa y representar los intereses de aquellos que son más directamente afectados por proyectos de gran escala. A través de consultas públicas y mecanismos de participación, es posible lograr un diálogo más inclusivo y transparente, que permita la consideración de diversas perspectivas y el fomento de soluciones más equilibradas y justas.

El proceso de apelación del Gobierno también podría abrir la puerta a un debate más amplio sobre las políticas de desarrollo y las prioridades nacionales en materia de medio ambiente. Este debate es fundamental en tiempos en que los desafíos ambientales globales, como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, requieren de respuestas coordinadas y ambiciosas a nivel local y nacional. Las decisiones que se tomen en relación con el Proyecto Dominga podrían tener implicaciones significativas para el futuro de la política ambiental en el país.

En conclusión, la decisión del Gobierno de apelar la resolución del Tribunal Ambiental sobre el Proyecto Dominga es un paso importante en la búsqueda de un equilibrio entre el desarrollo económico y la protección ambiental. Este caso no solo es relevante para las partes directamente involucradas, sino que también ofrece lecciones valiosas para el manejo de proyectos similares en el futuro. En última instancia, el objetivo debe ser asegurar que el desarrollo económico se realice de manera sostenible, garantizando la protección del medio ambiente y el bienestar de las comunidades locales.