El proyecto residencial Laguna del Mar, un ambicioso plan impulsado por la Inmobiliaria Aconcagua, ha enfrentado una serie de desafíos desde su inicio en 2010. Originalmente, el plan buscaba ofrecer un complejo de 12 edificios residenciales y un hotel, cuya implementación se planificó de manera gradual, dependiendo de las ventas y la recepción que tuviera la iniciativa.
Sin embargo, durante su trayectoria, el complejo ha tenido que lidiar con una serie de problemas, incluyendo reclamos sobre la calidad del agua de la laguna artificial y multas impuestas por la Dirección General de Aguas (DGA) debido a la extracción irregular del recurso hídrico.
Josefina Escobar, abogada del estudio jurídico Ovalle Consejeros Legales (OCL), en colaboración con la firma BACS, representan a 120 propietarios del complejo. Estos propietarios, según ella, compraron con la promesa de una laguna cristalina de enormes proporciones, ecológica y de bajo costo de mantenimiento. Sin embargo, asegura que «ese no es el caso respecto de ninguna de las promesas».
Según Escobar, la Inmobiliaria Aconcagua, responsable del proyecto, promocionó el complejo como un resort urbano con 14 edificios, un hotel y una laguna Crystal Lagoons de 6,5 hectáreas. Pero en la actualidad, el proyecto solo cuenta con seis edificios, no hay hotel, y la laguna mide solo 2,3 hectáreas. Además, la laguna no tiene una fuente de agua propia para su constante relleno. Tras ser multada por la DGA en 2022 por el uso ilegal de aguas subterráneas, la empresa decidió llenar la laguna con agua potable.
La abogada criticó que estas condiciones no eran las que se prometieron a sus representados. Además, destacó que es inaceptable en una zona de extrema escasez hídrica, declarada de riesgo sanitario por falta de agua.
Escobar asegura que, hasta la fecha, Inmobiliaria Aconcagua continúa vendiendo nuevos departamentos con la promesa de una laguna cristalina Crystal Lagoons. Sin embargo, no informan a los compradores sobre los problemas de mantenimiento del cuerpo de agua ni la falta de recurso para surtirla. En su opinión, esto hace que la laguna sea inviable a corto plazo.
Por estos motivos, la abogada y sus colegas están considerando tomar acciones legales para perseguir la responsabilidad de las empresas del Grupo Salfa involucradas en este megaproyecto.
Por otro lado, la Inmobiliaria Laguna del Mar, controladora del proyecto (donde Inmobiliaria Aconcagua posee el 50% de las acciones en asociación con Inmobiliaria La Cruz del Molino S.A.), declaró que el proyecto se detuvo debido a la declaración del humedal urbano en la desembocadura del río Elqui por el Ministerio del Medio Ambiente en agosto de 2022. Esta declaración incluye los terrenos donde se planeaba continuar con el proyecto.
En cuanto al estado de la laguna, la empresa asegura que el agua cumple con los parámetros técnicos del contrato con Crystal Lagoons y con la norma chilena N°1333, que regula los requisitos de aguas para recreación con contacto directo. Además, recalcan su disponibilidad para conversar con los propietarios y resolver sus dudas. Según ellos, el espejo de agua se encuentra en buenas condiciones y se están realizando inversiones para conservar y renovar el equipamiento y los procesos de mantenimiento.
Finalmente, la empresa asegura que el mantenimiento de la laguna es llevado a cabo por personal especializado del complejo, que sigue los lineamientos de Crystal Lagoons. Y cuando las características del agua se desvían de los estándares deseados, se adoptan las medidas necesarias.
