Posibles restos de otras víctimas de Hugo Bustamante estarían a 5 metros del lugar donde enterró a Ambar

El crimen, siempre perturbador en sus detalles, a menudo se despliega en una serie de capas que, al ser desentrañadas, revelan más horror de lo que se podría haber imaginado. Un reciente caso en Chile ha revelado precisamente tal situación. El asesino ya condenado Hugo Bustamante, responsable de la muerte de la adolescente Ámbar Cornejo, ha admitido la comisión de dos asesinatos adicionales en la década de 1990, sumiendo a la policía en horas de caos.

La confesión de Bustamante, que lo ha etiquetado como el «asesino del tambor«, se produjo durante una entrevista con la periodista Ivonne Toro y luego fue repetida a un gendarme. Bustamante proporcionó la ubicación de los cuerpos de sus víctimas anteriores, Elena Hinojosa y Eduardo Páez, que él mismo había enterrado. La policía ha estado trabajando para recuperar los cuerpos, que se cree que están enterrados a sólo 5 metros de donde se encontró a Cornejo en 2020.

Este nuevo y macabro giro en la historia de Bustamante se ha desarrollado en Villa Alemana, específicamente en Covadonga 641. Un operativo policial está en marcha en el lugar, con el personal de la Brigada de Homicidios de la PDI ingresando a la propiedad con palas, chuzos y carretillas para realizar los peritajes necesarios.

La confesión de Bustamante es el resultado de la investigación de la periodista Toro, quien pasó cuatro años recopilando información para su libro «La niña Ámbar«. Durante sus conversaciones con Toro, Bustamante reveló los detalles de los asesinatos de Hinojosa y Páez en 1996 y proporcionó la ubicación de los cuerpos.

Hasta el momento de su confesión, nadie había estado al tanto de estos crímenes, y las víctimas habían sido objeto de denuncias por presunta desgracia. En el contexto de los delitos de Bustamante, este término de «presunta desgracia» cobra un significado aún más sombrío, aludiendo a la incertidumbre y a la falta de cierre que sus familias debieron haber experimentado durante más de dos décadas.

En cuanto a las diligencias que la PDI está realizando en el domicilio de Bustamante, el jefe de la Brigada de Homicidio, Víctor Pérez, ha estado proporcionando detalles adicionales. Según Bustamante, los cuerpos de Hinojosa y Páez están enterrados en dos fosas que él mismo tapó después de cometer los crímenes.

Esta escalofriante revelación, y el consiguiente caos que ha causado en la policía, resalta una vez más el profundo impacto que el crimen puede tener en la sociedad. El caso de Bustamante es un claro ejemplo de cómo los delitos no resueltos pueden resurgir años después, sacudiendo comunidades y dejando a las familias de las víctimas con heridas abiertas que nunca llegan a cerrar completamente.

A medida que la policía continúa su operación en Villa Alemana, la gente de Chile y del mundo está esperando, con el aliento contenido, para ver qué más se revelará sobre los crímenes de Hugo Bustamante. Por ahora, la única certeza es que las víctimas y sus familias finalmente pueden empezar a encontrar algo de justicia y cierre.

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