lunes 13 febrero, 2023

En los últimos cuatro Sudamericanos Sub 20, la selección chilena ha fracasado rotundamente y no solo no ha podido clasificar a un Hexagonal, sino que tampoco ha aportado con material de futbolistas para el combinado adulto, que se quedó estancado y se encuentra en una crisis.

A lomos del naufragio futbolístico y firmando un registro de resultados bastante pobre. Así completó la Rojita su periplo por el Sudamericano que acaba de celebrarse en Colombia, cayendo eliminada en la primera fase después de haber sumado sólo cuatro puntos en cuatro partidos. Con este panorama, el equipo, tal y como se predijo en las apuestas deportivas de Chile, dijo adiós a la clasificación del Mundial Sub 20 que arrancará en Indonesia en mayo.

A estas alturas de la historia, la tragedia ni es novedosa ni sorprende, teniendo en cuenta que ya es la cuarta ocasión consecutiva que ocurre algo así con las jóvenes promesas nacionales. Hay que remontarse hasta el año 2013 para fijar en el tiempo la última vez que la selección chilena Sub 20 participó en una cita mundialista. Fue con el combinado dirigido por Mario Salas, que cayó derrotado por 4-3 ante Ghana en un partido igualadísimo de cuartos de final.

Lejos de nostalgias, la ‘Rojita’ volvió esta temporada a ilusionar a los aficionados de cara al Sudamericano. Las sensaciones estaban siendo positivas desde el pasado mes de noviembre, gracias a la buena racha de amistosos internacionales que la selección, con Patricio Ormazábal en el banquillo, había logrado sacar adelante. Se cosecharon un par de victorias frente a Brasil a base de juego vistoso, pero la proyección no fue suficiente, y es que semanas más tarde el equipo tan sólo consiguió sumar un triunfo en el campeonato Sudamericano. El cese del entrenador fue inmediato.

Resulta evidente que la misión de las categorías inferiores de una selección nacional de fútbol no sólo pasa por proveer a la absoluta de buenos jugadores; conquistar títulos también forma parte del plan. Ormazábal no entendió jamás que su papel como técnico consistía precisamente en perseguir ambas cosas, al menos eso es lo que se deduce de las declaraciones que ofreció antes de embarcarse en el desafío de Colombia. En ese momento ya dejó claro que sus funciones se limitaban sólo a la formación de futbolistas y que no tenía la obligación de clasificarse para un Mundial.

Ni siquiera desde esa óptica simplista pudo Ormazábal construir una transición de jugadores hacia la Roja, a pesar de que la Generación Dorada viene pidiendo a gritos desde hace tiempo un cambio generacional que invite a competir como antes. El ya exseleccionador se suma así a la lista de entrenadores que desde 2013 tampoco tuvieron, salvo excepciones, la habilidad para crear un número importante de relevos sólidos. Ahí se encuentran Claudio Vivas, Hugo Tocalli, Nicolás Córdova, Hugo Vilches y Héctor Robles. Una mirada hacia los datos de los últimos cuatro Sudamericanos basta para confirmar esta tesis, para comprobar que la presencia en la absoluta de jugadores provenientes de la ‘Rojita’ ha sido bastante escasa durante toda esta década.

CUATRO OCASIONES PERDIDAS

En el campeonato de 2015, el conjunto chileno dirigido por Hugo Tocalli protagonizó uno de los mayores fracasos futbolísticos de la Sub 20, quedando en la última posición de su grupo con apenas tres puntos. De los veintitrés futbolistas que compusieron aquella plantilla, únicamente siete han llegado a disputar algún choque con la selección absoluta. En concreto, Sebastián Vegas, que lo hizo en veinte ocasiones; Pablo Galdames, en doce; Brayan Cortés, en nueve; Ignacio Geraldino, en cuatro; Marcos Bolados, en tres; y Cristián Cuevas y Rodrigo Echeverría, en una.

Al cabo de los dos años volvió a repetirse la trama en el Sudamericano que se celebró en Ecuador. El encargado de entrenar a los jóvenes chilenos fue Héctor Robles, que a pesar de la expectativa generada no logró cuajar un sólo triunfo, lo que de nuevo convirtió al equipo en el colista del grupo. Los nombres que sobrevivieron al desastre y llegaron a dar el paso a la Roja fueron ocho: Francisco Serralta, que vistió la camiseta quince veces; Gabriel Suazo, que lo hizo trece; Iván Morales, cinco; Víctor Dávila, tres; Zacarías López, dos; y Gonzalo Collao, Yerko Leiva y Ángelo Araos, una. De todos ellos, cabe destacar el protagonismo de Suazo, que en el lateral izquierdo está siendo uno de los habituales para Berizzo.

Pese a los malos resultados, la Federación volvió a confiar en Héctor Robles para el siguiente Sudamericano, que esta vez tuvo lugar en Chile en 2019. Bajo la misma sintonía de las ediciones precedentes, la Rojita volvió a caer eliminada en la fase de grupos, incluso jugando como anfitriona en un torneo que estuvo llamado a ser el del resurgimiento. La cifra de convocados que esta experiencia proporcionó a la selección adulta continuó en la senda de la escasez: siete. Fueron Tomás Alarcón, que ha jugado en doce encuentros; Diego Valencia, que lo ha hecho en nueve; Víctor Méndez, en seis; Nicolás Díaz, en cinco; Alex Ibacache, en dos; y Marcelo Allende, en uno.

Por su parte, de los futbolistas que acaban de tropezar en Colombia, sólo Darío Osorio y Lucas Assadi acumulan en su historial la proeza de haber participado en la Roja, tres y una veces respectivamente. El análisis de todos estos números que componen los cuatro torneos a lo largo de una década arroja conclusiones preocupantes, sobre todo teniendo en cuenta que estamos ante la que se supone que es la fábrica formativa del fútbol nacional.

Sólo veintitrés jugadores de estas selecciones han logrado dar el salto al primer equipo, y sólo cinco de ellos lo han hecho en más de diez ocasiones. Además, ninguno ha tenido una titularidad contrastada que se haya mantenido en el tiempo. Ahora bien, lo que más llama la atención es que todos estos futbolistas suman en total ciento treinta convocatorias, una cifra que rebasan por sí solas algunas figuras de la Generación Dorada como Alexis Sánchez, Gary Medel, Claudio Bravo, Arturo Vidal y Mauricio Isla. El relevo es urgente.

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Gobierno apela a determinación del Tribunal Ambiental por Dominga


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El gobierno ha decidido apelar a la reciente determinación del Tribunal Ambiental relacionada con el controvertido proyecto minero Dominga. Esta decisión ha generado un amplio debate en la esfera pública, influyendo en diversas áreas como el medio ambiente, la economía y la política.

La apelación surge como respuesta a la resolución del Tribunal Ambiental que había fallado a favor del proyecto Dominga, permitiendo su avance tras años de disputas legales y administrativas. El proyecto Dominga, que contempla la extracción de hierro y cobre en la Región de Coquimbo, ha sido objeto de intensas críticas por parte de organizaciones ambientalistas y comunidades locales, quienes argumentan que podría causar un daño irreparable a los ecosistemas marinos y terrestres de la zona.

El gobierno, al presentar su apelación, argumenta que el fallo del Tribunal no consideró adecuadamente los impactos ambientales negativos que el proyecto podría tener. Además, se cuestiona la evaluación de los estudios de impacto ambiental presentados por la empresa encargada del proyecto, que según las autoridades, contienen deficiencias significativas.

Por otro lado, los defensores del proyecto Dominga sostienen que se han cumplido todos los requisitos establecidos por la normativa ambiental y que el desarrollo del proyecto traerá importantes beneficios económicos, incluyendo la creación de empleos y un impulso a la economía local. La empresa a cargo del proyecto ha manifestado su disposición a implementar medidas de mitigación para minimizar los posibles efectos adversos en el medio ambiente.

La controversia en torno al proyecto Dominga también ha tenido repercusiones políticas, polarizando aún más a los distintos sectores del país. Mientras que algunos grupos políticos apoyan la decisión del gobierno de apelar, argumentando la necesidad de proteger el medio ambiente y las comunidades locales, otros critican la medida, señalando que obstaculiza el desarrollo económico y la inversión extranjera.

En este contexto, el debate sobre Dominga se inserta en un marco más amplio de discusión sobre el modelo de desarrollo que el país desea seguir, equilibrando la protección del medio ambiente con el crecimiento económico. La apelación presentada por el gobierno será revisada por instancias judiciales superiores, que deberán considerar los argumentos de ambas partes antes de emitir un veredicto final.

La decisión de apelar también pone de manifiesto la importancia de fortalecer los procesos de evaluación ambiental en el país, asegurando que sean rigurosos y transparentes. Este caso resalta la necesidad de contar con mecanismos efectivos que garanticen que los proyectos de gran envergadura como Dominga se desarrollen de manera sostenible y responsable.

En conclusión, la apelación del gobierno a la determinación del Tribunal Ambiental en el caso del proyecto Dominga es un reflejo de las complejas interacciones entre desarrollo económico y conservación ambiental. El resultado de este proceso judicial tendrá implicaciones significativas para el futuro de la minería y la protección del medio ambiente en el país.

Romeral avanza hacia la minería subterránea: explotación sería hasta 2034


La localidad de Romeral, ubicada en la región central de Chile, se encuentra en un momento crucial de su desarrollo minero. Recientemente, se ha anunciado un ambicioso proyecto que transformará la manera en que se extraen los recursos minerales en la zona. Este proyecto apuesta por la minería subterránea, una técnica que promete extender las operaciones mineras hasta el año 2034 y que podría traer consigo importantes beneficios económicos y medioambientales para la región.

La decisión de avanzar hacia la minería subterránea en Romeral responde a varios factores. En primer lugar, la explotación a cielo abierto, aunque efectiva, ha comenzado a mostrar signos de agotamiento en términos de productividad y sostenibilidad. Los yacimientos superficiales están siendo cada vez más difíciles de explotar sin incurrir en costos ambientales y económicos significativos. La minería subterránea, por otro lado, ofrece la posibilidad de acceder a depósitos más profundos y ricos en minerales, lo que podría revitalizar la producción minera local.

Además de las ventajas económicas, la minería subterránea presenta beneficios ambientales que han sido bien recibidos por la comunidad local y las organizaciones ecologistas. Al trasladar las operaciones bajo tierra, se reduce significativamente el impacto visual y el deterioro del paisaje, un aspecto que ha sido motivo de preocupación para los residentes y turistas que visitan la región. Asimismo, este método minimiza la producción de polvo y ruido, lo que contribuye a mejorar la calidad de vida de las poblaciones cercanas.

El proyecto de minería subterránea en Romeral no solo se centra en la extracción de minerales. También incluye una serie de iniciativas destinadas a mejorar la infraestructura local y fomentar el desarrollo sostenible. Entre estas iniciativas se encuentran la construcción de viviendas para los trabajadores mineros y sus familias, la mejora de las carreteras y la implementación de programas de capacitación para la comunidad. El objetivo es crear un entorno que no solo sea económicamente viable, sino que también promueva el bienestar social y ambiental.

A pesar de los beneficios potenciales, la transición hacia la minería subterránea no está exenta de desafíos. La inversión inicial es considerablemente mayor que en la minería a cielo abierto, y se requiere de tecnología avanzada y personal altamente capacitado para llevar a cabo las operaciones de manera segura y eficiente. Sin embargo, las autoridades locales y las empresas mineras están comprometidas con superar estos obstáculos, convencidos de que los beneficios a largo plazo justificarán los esfuerzos y recursos invertidos.

La implementación de este proyecto también requerirá de un marco regulatorio sólido que asegure la protección del medio ambiente y los derechos de las comunidades locales. Las autoridades gubernamentales han manifestado su intención de trabajar de la mano con las empresas mineras y las organizaciones no gubernamentales para establecer estándares que garanticen una explotación responsable y sostenible de los recursos naturales.

En conclusión, el avance hacia la minería subterránea en Romeral representa una oportunidad única para transformar la industria minera de la región. Con una planificación cuidadosa y un enfoque en el desarrollo sostenible, este proyecto podría marcar el inicio de una nueva era de prosperidad para la comunidad local y el medio ambiente. La explotación minera hasta 2034 no solo promete beneficios económicos, sino que también podría establecer un precedente para futuras iniciativas mineras en otras partes del país.