La escasez de agua ha sido una preocupación constante en la Región de Coquimbo en 2024, a pesar del alivio proporcionado por los recientes sistemas frontales y el aumento de las precipitaciones. Esta emergencia hídrica ha llevado a las autoridades y a los ciudadanos a buscar diversas fuentes de suministro de agua. Entre estas iniciativas se destaca la reutilización de aguas residuales, un proyecto que ha demostrado su efectividad en la localidad de Gualliguaica, en el Valle de Elqui.
El proyecto, conocido como «Infraestructura Verde», ha sido desarrollado por el Consorcio Centro Tecnológico del Agua Quitai Anko. Se trata de un sistema que no sólo busca diversificar la matriz hídrica en la región, sino que también contribuye a la restauración ecológica y la belleza de la localidad.
En Gualliguaica, el proyecto consiste en tratar un porcentaje del agua residual de su planta de tratamiento para recuperar cerca de 0,3 hectáreas de suelo que se encontraba degradado y desertificado. Con la utilización de estas aguas, se logró plantar espinos, algarrobos, taras, alcaparras y chañares, aportando así a la recuperación de suelos y a la siembra de diversas plantas leguminosas y otras especies.
Según Gabriel Mancilla, director ejecutivo de CAZALAC y director del proyecto de Infraestructura Verde, esta iniciativa es de gran relevancia, pues más del 84% de los suelos de la Región de Coquimbo está desertificado. «Es vital recuperarlos», afirma Mancilla. Con un riego mínimo, las leguminosas plantadas aportan nitrógeno que regenera los suelos.
El uso de las aguas grises provenientes de la planta de tratamiento de Gualliguaica ha demostrado ser eficiente. La planta genera diariamente 60 m³ y para este estudio que abarca cerca de 0,3 hectáreas, se utilizó el 8 a 9% del agua que sale de esta instalación. Al proyectar esta realidad, si se utilizara solo el agua residual tratada que sale de la planta de tratamiento de Gualliguaica, se podría regar y recuperar cerca de 100 hectáreas de suelo.
«A nivel regional, con todas las APR que existen y plantas de tratamiento, podríamos hablar de 30 a 40 mil hectáreas y esto es importante, porque Naciones Unidas ha determinado que, solamente en la Región de Coquimbo, por no hacer nada contra la desertificación se pierden 47 mil millones de pesos al año», detalla Mancilla.
Christopher Vivanco, ingeniero agrónomo del instituto del agua CAZALAC, recalca la importancia de seguir avanzando en iniciativas de reutilización de aguas residuales tratadas. Además, insta a apoyar la elaboración de normativas para poder contar con nuevas fuentes de aguas y recuperar zonas degradadas o desertificadas.
Por su parte, Diego Rojas, coordinador de Proyectos Circulares de SEA Group, destaca que la operación y tecnología de esta iniciativa aporta a la mitigación del cambio climático a través de la regeneración de los suelos. «Un espacio árido, con una carga microbiológica muy baja, poca diversidad y poca captación de CO2, hoy se está transformando en un sumidero de carbono, una fuente de vida y un espacio de esparcimiento y de alimentación», subraya Rojas.
La iniciativa también ha recibido el respaldo de Vidal Rivera, presidente del APR de Rivadavia, quien considera una ventaja real y concreta utilizar las aguas residuales para el riego, dada la extrema situación de escasez hídrica que se vive en la Región de Coquimbo y en diversas zonas del país.
Rodrigo Torres, comerciante en Gualliguaica, también celebra la iniciativa que no solo recupera las tierras de la localidad, sino que también permite reutilizar el agua. «El futuro está en recuperar todas las aguas grises y residuales para poder regar, porque esta región está pasando por una extrema sequía y debemos aprovechar toda el agua», concluye Torres.
En resumen, la reutilización de aguas residuales se presenta como una solución viable y ecológicamente amigable para hacer frente a la escasez hídrica en la Región de Coquimbo. A través de la implementación de tecnologías de tratamiento de aguas y la plantación de especies vegetales adecuadas, es posible recuperar suelos degradados y desertificados, contribuyendo así a la lucha contra el cambio climático y la desertificación.