Las encuestas de intención de voto en el área metropolitana marcan una tendencia: los ciudadanos dan la espalda a Vox. Las grandes ciudades de Barcelona concentran un gran volumen de inmigración, así como altas cifras de delincuencia. Dos temas que la formación de extrema derecha utiliza de forma insistente en un discurso que genera rechazo en esos sondeos. El ElectoPanel que publica hoy Crónica Global sobre Sant Adrià de Besòs confirma ese cordón sanitario que el votante barcelonés ha puesto a Vox. Este municipio limítrofe con la capital catalana arrastra el estigma de ser una de las ciudades con más delincuencia y desempleo. El barrio de la Mina es sinónimo de violencia, peleas y, sobre todo, de grandes bloques de pisos destinados a albergar a la inmigración de los años cincuenta y sesenta del pasado siglo, parte de ella procedente de las chabolas. Todo ello eclipsa la gran labor de regeneración del litoral que se está llevando a cabo en esa zona del Besòs. Sin representación Todo ello podría ser un caldo de cultivo del voto de Vox. Sin embargo, tal y como indica la proyección electoral elaborada por Electomanía, la formación liderada en Cataluña por Ignacio Garriga no obtendría representación si hoy se celebraran elecciones municipales. Según este sondeo, el PSC repetiría como la fuerza más votada, seguida de cerca por ERC, mientras que Vox no alcanzaría el 5% de votos necesarios en unos comicios locales para lograr representación: se quedaría con el 4,2%. Anteriores encuestas publicadas por este medio, correspondientes a grandes municipios de la conurbación barcelonesa, también arrojan resultados adversos para la formación de extrema derecha, en cuya génesis figura Plataforma per Catalunya, que en 2011 logró penetrar en una cuarentena de municipios. Santa Coloma, Terrassa, L’Hospitalet… En Santa Coloma de Gramenet (Barcelona), el porcentaje de votos obtenido por el partido de Garriga también se queda en el 4,2%, según la proyección electoral de Electomanía publicada por Crónica Global el pasado 26 de octubre. Vox no entraría en un consistorio en el que la socialista Núria Parlon renovaría su mayoría absoluta. En Terrassa, el porcentaje de votos es aún menor, el 3,3% que también impide a la formación acceder al ayuntamiento. Jordi Ballart (Tot per Terrassa) repetiría como alcalde. Vox tampoco accedería a los ayuntamientos de Badalona –con Xavier García Albiol (PP) de nuevo vencedor, precisamente con un discurso muy centrado en inseguridad e inmigración— ni en L’Hospitalet de Llobregat –con la socialista Nuria Marín de nuevo imbatible–. Igualmente en Barcelona, tal como publicó Metrópoli, Vox se queda fuera del ayuntamiento con el 3,3% de votos, mientras que ERC ganaría las elecciones locales seguida muy de cerca de los comunes. ¿Ha tocado techo? ¿Cabe entender que Vox ha tocado techo en Cataluña? El partido acaba de perder un diputado, Antonio Gallego, que se ha dado de baja por desavenencias con la dirección, y ha pasado a ser parlamentario no adscrito, con lo que el grupo parlamentario se queda con 10 escaños. Salvando las distancias, de los resultados de las elecciones andaluzas celebradas el pasado mes de junio se pueden extraer algunas lecciones, como el rechazo del populismo y la confrontación, el estancamiento de Vox y un retorno a un bipartidismo –PP y PSOE— que no es extrapolable a Cataluña. Tanto en esos comicios como en las encuestas de intención de voto, se demuestra que la situación de Ciudadanos es muy complicada y que nuevas formaciones –como Centrem o Valents en la comunidad catalana– lo tienen difícil.
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