Este domingo se llevó a cabo un nuevo bombardeo de nubes en la región de Elqui, un esfuerzo para contrarrestar la severa sequía que afecta a la región de Coquimbo, tal como lo había adelantado Diario El Día en su edición del miércoles. La ambiciosa iniciativa es impulsada y financiada por la Junta de Vigilancia del Río Elqui (JVRE) y contempla un programa de estimulación de nubes tanto aéreo como terrestre, con una inversión de más de mil millones de pesos.
El avión King Air B100, acondicionado especialmente para estos propósitos, aterrizó a fines de julio en el aeropuerto de La Serena con la misión de volar y estimular el frente meteorológico que llegó a la zona el 2 de agosto. La tecnología en la que se basa este proyecto implica la dispersión en frío de yoduro de plata sobre las nubes, lo que provoca la coalescencia de moléculas de agua y desencadena la precipitación.
Carlos Ruiz, director de Asuntos Internacionales de la CORPAN y gestor de la iniciativa de estimulación de lluvia, se refirió a las posibilidades de nuevos vuelos entre el 17 y el 19 de agosto. Indicó que los equipos, tanto en Chile como en México, están analizando y proporcionando información detallada sobre las posibilidades y probabilidades de volar y estimular la cuenca del Elqui.
Ruiz también mencionó que todo apuntaba a que las condiciones estarían dadas para volver a estimular la zona y lograr nuevamente aumentar las precipitaciones respecto a lo pronosticado, tal como ocurrió con el frente anterior. Durante ese evento, los pluviómetros de la JVRE registraron entre un 75% y un 100% más de agua de lo pronosticado.
El avión despegó a las 06:15 de este domingo desde Santiago para llevar a cabo una nueva estimulación en el sector cordillerano de la provincia, dentro del área objetivo que incluye el embalse La Laguna. Tras aterrizar en la capital regional, se inició un segundo vuelo hacia la misma zona cordillerana.
Hasta la fecha, ya se han realizado cuatro ‘bombardeos’ de nubes en la zona. Es importante recordar que ya se habían realizado dos vuelos antes de este. El primero ocurrió el jueves 1 de agosto, cuando se realizó una «siembra» de la fórmula con el objetivo de preparar el entorno atmosférico para que, cuando ingresara el frente que se estaba esperando, el material pudiera quedar suspendido en el aire y se desarrollara la condición nubosa apropiada.
Martín Máynez, ingeniero ecólogo con especialidad en tecnologías del agua y coordinador del proyecto, explicó que durante el segundo vuelo encontraron un desarrollo de nubes bastante aceptable, lo que les ayudó a obtener un buen resultado de las precipitaciones.
Es crucial destacar que estas iniciativas son vitales en la lucha contra los efectos devastadores de la sequía en la región de Coquimbo. El bombardeo de nubes es una técnica innovadora que, si bien no es una solución definitiva, puede ayudar a mitigar los impactos de la falta de agua y contribuir a la gestión sostenible de los recursos hídricos en la región. Con la perspectiva de un futuro cada vez más afectado por el cambio climático, el manejo inteligente del agua es más importante que nunca.
